Fin a la guerra, no más flores para mí

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Por: Elena Parau https://www.instagram.com/elenaparau/

Hoy por hoy, las mujeres escriben sus nombres en la arena como gesto simbólico de amor propio. Para Elena Parau, esto solo es el primer paso en el camino hacia la intuición, la perfección y la aceptación.

Elena Parau es una pintora abstracta impresionista y figurativa que canaliza su arte en estados de ánimo, sanación mental y feminidad. En su exposición individual más reciente destacó su energía femenina, caracterizada por el uso predominante de oro y púrpura, colores vinculados a la realeza. El concepto de la tierra fértil tiene un profundo significado para ella, simboliza no solo la tierra donde las plantas florecen, sino también retrata a las mujeres como fuente de fertilidad tanto para la tierra como para ellas mismas.


Esta energía femenina define su trabajo y lo expresa a través de flores, colores, formas, texturas, luces y representaciones sensuales de mujeres y hombres que coexisten en armonía. El camino de Elena está marcado por la pintura, los viajes y la residencia en varios países como Italia, Canadá, Colombia y México, lo cual ha contribuido al profundo entendimiento de su mundo interior y a una percepción más relajada y compasiva del amor propio.

Con la intención de sanar la mente, el arte de Elena enfatiza en la importancia de rodearse de piezas vibrantes que transmitan mensajes de armonía, belleza y amor. Su enfoque es holístico, espiritual y femenino. Observa una lucha entre mujeres y hombres que buscan la igualdad tanto en Rumanía, su lugar de nacimiento, como en México, su país de residencia. 

Observa que en general alrededor del mundo la gente habla de ello y reconoce la validez de algunos aspectos pero cree que en una batalla entre géneros, lo que importa es quien gane, pero nadie gana. Por el contrario, solo persiste la tensión entre las energías femenina y masculina.

Por encima de todo, las mujeres deben conservar su naturalidad, igual que los hombres su autenticidad, solo así, a través del balance es que ambos ganan a la par mucho más de lo que ganarían cada quien por su lado. 

Armonía y paz vienen del balance. El balance viene de cada uno de nosotros y desde la forma en que tomamos buenas decisiones y de la dosis perfecta de amor propio, así como de la interacción adecuada, porque las relaciones que entablamos son nuestra vía para evolucionar. 

“Para las mujeres, la feminidad es la forma que tenemos para inspirar en lugar de tratar de educar a los hombres. La mujer es la musa, mientras que lo masculino, en términos de tener dirección de vida y el femenino le sigue, así crecen juntos al tener la capacidad de ver el lado divino de cada uno. Mejor perdonar y apoyarse sin alimentar miedo y peleas para entender el concepto de amor propio”, afirma Elena.

Continúa comentando sobre la canción de moda que dice “puedo comprarme flores y escribir mi nombre en la arena.” Dice que si bien le gusta, afirma que este concepto contribuye a la guerra en la que la mujer puede comprarse lo que quiera para sentirse satisfecha, sin embargo la armonía y belleza que pueden crear dos personas cuando cada una sabe hacer lo que corresponde, es incomparable”.

Elena explora conceptos únicos de feminidad y masculinidad, representando escenas de mujeres tomando el sol, mujeres divinas con conciencia despierta, así como los cinco arquetipos femeninos que son la mujer del aire, del agua, de la tierra, de fuego y la mujer reina, además del concepto de Amor Divino como solución para la evolución humana en la Tierra.

Su trabajo también incorpora elementos de sus experiencias en Rumanía a través de la excentricidad de las flores delicadas y tiernas. Elena destaca la necesidad de equilibrio, compara a las mujeres con la luna y a los hombres con el sol, una energía superior referida como el Universo, la Divinidad o Dios. Para ella, aceptar y creer en esta presencia interior es primordial. El amor propio, sostiene ella, es el primer paso hacia la felicidad, el cual abarca intuición, reconocer la perfección personal, abrazar nuestra parte divina y practicar la autoaceptación y el perdón.

Originaria de Rumanía, Elena Parau es una artista consumada con una sólida presencia internacional en prestigiosas páginas web de arte y plataformas de redes sociales. Actualmente reside en Guadalajara, México. En 2008, al incrementar las ventas internacionales de sus creaciones, su expresión artística pasó de ser un pasatiempo a convertirse en una profesión de tiempo completo. 

La influencia de la psicología, la espiritualidad, la meditación y el desarrollo personal han moldeado significativamente tanto su identidad humana como la de artista. Inspirada por figuras como Louise Hay, Wayne Dyer, Neale Donald Walsh, Deepak Chopra y los conocimientos de contacto angelical de Doreen Virtue, han enriquecido aún más su perspectiva.

El arte de Elena Parau continúa ganando reconocimiento internacional por sus originales coloridos y texturizados, adornando colecciones privadas en cuatro continentes y más de 18 países, incluyendo recientes ventas en Canadá, Colombia, Alemania, Japón, México, España, Suiza, Taiwán, el Reino Unido y los Estados Unidos.

Conocida por su estilo sofisticado y elegante, la paleta de colores que Elena maneja utiliza pinceles poderosos como herramientas de expresión. Traduce el mundo en un lenguaje de colores y transforma las emociones en formas elegantes y refinadas. Con esquemas de colores vibrantes y texturas intrigantes, sus obras destacan ofreciendo un impacto visual único. Elena busca sumergir a su audiencia en experiencias auténticas de colores y texturas misteriosas, femeninas, sensuales y evocadoras de diversos estados de ánimo. Disfruta de la pintura abstracta, combina diferentes elementos como flores y cuerpos humanos, explorando continuamente nuevas ideas y dejando espacio para la imaginación de los espectadores.

El viaje sanador de Elena se refleja en su arte, de hecho, representa su propio camino a través de una pintura intuitiva y genuina. Sus experiencias de vivir en diferentes países reforzaron su comprensión de que no hay límites, excepto por los creados por la mente misma, por eso sabe que los sueños pueden realizarse ilimitadamente.

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