La verdadera riqueza

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La enfermedad como transformación

Cuando parece que todo acabará de la peor manera, resulta que abrazar una enfermedad le da la bienvenida a una vida con equilibrio, salud y plenitud

Por: Arllete Solano

El caso de Jaime Navarro es una de las historias más inspiradoras, pues normalmente tendemos a asustarnos y esperar lo peor cuando recibimos el diagnóstico de una enfermedad grave que avanza en nuestro interior.

“Yo estaba cumpliendo mis primeros 50 años. Eso hace 20 años, pero no era el mismo Jaime que ves ahora, imagíname enfermo, sufriendo el proceso de una separación familiar, atravesando por un divorcio y por el sufrimiento no solamente espiritual, físico, emocional sino también tocando fondo. Estaba con la pregunta que se hace la víctima ¿por qué a mí?”, cuenta el empresario que en aquel tiempo tenía un alto cargo ejecutivo en una entidad financiera.

Antes de que le llegara la factura, Jaime se creía inmortal viviendo sin cuidar su alimentación, sin una buena política de relaciones humanas ni de cuidado de su salud. “Todos esos factores que uno tiene cuando está en el pico del mundo ejecutivo, del jet set (alta sociedad), cuando piensas que el éxito material es lo óptimo, y luego te das cuenta que estás viviendo en un mundo ilusorio”.

Con la noticia de que un cáncer consumía su salud, los miedos emergieron haciendo que el ingeniero industrial egresado de la Universidad de Guadalajara, con maestría en Ciencias Empresariales por la UCLA, comenzara a reflexionar “¿cómo llegué hasta ahí?” Y asegura que comenzó a mirar lo que no había visto antes: “mi ignorancia, insensibilidad, arrogancia, creer saberlo todo y querer tener la razón”, lo cual le estaba enfermando.

“Uno se cree dueño de todo el mundo cuando te sientes bien contigo mismo aparentemente, pero cuando estás solo te das cuenta que no es cierto. La gota que derramó el vaso fue mi diagnóstico de cáncer de próstata en etapa uno y obviamente descubrir ese tipo de síntomas que me mandaban seguido al urólogo. Entonces, la señal del universo fue: date cuenta cómo la has regado, ve las facturas que te están llegando y por primera vez en tu vida escucha lo que el universo te está diciendo”, relata desde la nueva vida que desarrolló durante estas las dos décadas posteriores a su diagnóstico.

Para empezar, no pudo aceptar el tratamiento farmacéutico convencional que pretendía intervenirle quirúrgicamente o con quimioterapia. “Por mi perfil académico, lo primero que hice fue investigar, escuchar distintas opiniones. Entonces descubrí que el lago de Chapala tenía una gran cantidad de personas que, si no estaban pasando por una situación similar, habían formado grupos de apoyo para gente con enfermedades degenerativas, cáncer, depresión y estrés”.

Allí descubrió el sistema Ayurveda que le brindó un enfoque distinto para conocer que hay que preservar ocho factores de salud y que, si bien Jaime se había encargado apenas del físico y el intelectual, los demás estaban descuidados o desaprovechados.

La doctora que lo atendió en esta ciencia radicaba en Aijic y se convirtió en su maestra o guía. “Ahí me di cuenta que mi debilidad era la falta de conocimiento y en el proceso interno de descubrirme tenía que dejar atrás lo que sabía, como se dice, vaciar el vaso del agua o café que tenía y había que llenarlo de otra energía”.

Y lo llenó de cúrcuma, jengibre, amor a su existencia, buenas relaciones y ganas de transformarse. Naturalmente el proceso no fue rápido, dice que le tomó del año 2000 al 2003, y cuenta que se internó en su “cueva”, que realmente fue el Rancho La Salud, un hermoso predio con vista a la laguna que se convirtió en ese refugio que consintió su transformación.

“Quemé mis naves en la ciudad y dije voy a mudarme al campo, para conocerlo, para sanar”, ese fue el plan que emprendió Jaime Navarro con una raíz de cúrcuma en manos, obsequio de su doctora ayurvédica. Los poderes desinflamatorios de esta planta se multiplicaron en la tierra y crecieron un montón de beneficios con hermosos frutos.

Uno de ellos fue la unión y armonía en su familia y en todas sus relaciones, así como un modelo de vida saludable que incluía un negocio de bienestar llamado Coxala Organics, una marca de fermentos saludables que produce este negocio familiar “haciendo el amor a las plantas” y a la vida entera. Así, Jaime no solamente sanó sus células, sus cuerpos y su vida, sino que ahora se dedica a aportar salud al mundo. Conoce más sobre la marca y prueba sus productos ahora que sabes la mágica intención que hay en su raíz y proceso.

Más datos:

El Rancho La Salud está en Jocotepec, Jalisco y es el principal productor de jengibre y cúrcuma orgánicos en la región pues cuenta con el certificado KIWA BCS Oko Garantie GmbH (Empresa Alemana). Jaime Navarro ahora también cuenta con estudios superiores en Agricultura Regenerativa, Permacultura, Alimentos y Bebidas Ayurvédicas y Fermentaciones Botánicas. Su pasión es la Salud Integral, su mantra es probiotizar el mundo y su misión en el Rancho es la de hacer el amor a las plantas.

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