El equilibrio en tus manos

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El balance es efímero y frágil, pero tanto en el tapete como en la vida, lo importante es concentrarse en el presente y disfrutarlo sin prestar atención a los miedos pasados o futuros

Por: Fernando Bravo

El equilibrio es una magia que sucede en un segundo, pero eso mismo puede durar si nos distraemos, es como atrapar una pluma en el aire. Muchas veces me he preguntado si el equilibrio es algo que debemos buscar o algo que debemos dejar que suceda y esa podría ser una de las materias elementales en la carrera de la vida porque valen todos los esfuerzos para conseguir el instante de plenitud y balance que obtenemos al sentirnos felices, completos.


Lo que sí sé, es que se requiere de disciplina para lograr que las cosas sucedan y de saber soltar en el momento preciso para permitir que sucedan. También sé que yendo profundo hacia adentro se hallan las mejores guías, donde encontramos refugio, donde brillamos más, y también donde están nuestros mayores miedos, sombras densas y los juicios más pesados. Y justo en medio, estamos nosotros buscando el equilibrio.

 

En ese punto donde experimentamos la plenitud del balance es de dónde podemos traer el conocimiento del día a día y para poder reconocer el equilibrio que tiene la vida en cada situación, aunque nos parezca de lo más disparatada, hay que estar presentes, poner la luz de nuestra atención.

Lo comparo con las posturas de yoga más memorables y retadoras como el parado de manos, un día la logras y dices ¡wow ya lo tengo! pero te comienzan a dar más indicaciones, tal vez te señalan que abres demasiado las costillas o las manos no están del todo apoyadas entonces encuentras momentos de frustración y vas para abajo, es como volver a comenzar el proceso completo que tanto te costó. 

Eso mismo pasa en la vida, porque normalmente estamos acostumbrados a una situación, pero lo malo es que esperamos que nada cambie, que todo se quede así y un cambio, como lo que nos está pasando en esta cuarentena, mueve tu mundo y sientes como si hubiera que comenzar todo de nuevo.


Me parece increíble cómo el equilibrio en las posturas de yoga es el mismo que se manifiesta en la vida, en el tapete encontramos el reflejo de lo que nos sucede fuera de él. El secreto, es el mismo, sencillamente es permanecer en el presente porque cuando la mente está puesta en el pasado, en el futuro, o más aún, en los juicios y en medir, etiquetar o conceptualizar cada cosa, se vuelve difícil estar presente absolutamente y mantener el equilibrio.

Me costó seis años hacer el parado de manos, no fue fácil pues fui un niño muy tranquilo. De hecho, comencé a hacer cosas atrevidas, lo que llamo, changuerías, hasta que estudié acroyoga en años recientes. Por eso sé que basta con echar una miradita al pasado y preocuparnos demasiado por si estamos haciendo las cosas bien o preguntarnos si alguien está mirando, para sentirnos juzgados y desbalancearnos.

Aún hoy me sigue pasando al estar en una postura que vienen voces del pasado que dicen “no puedes, no eres bueno para esto, no sabes lo que estás haciendo” o voces del futuro diciendo “te puedes caer, te vas a ver ridículo, estás chueco” y empieza a salir de su centro la postura y puedo perder el equilibrio. 

El equilibrio es frágil porque la vida es cambiante y debemos adaptarnos a los cambios permaneciendo en equilibrio todo el tiempo. Esto se vuelve un ejercicio complejo y constante entre soltar y reinventarnos, estar en el centro mientras todo va mutando. Entonces hay que mantener el foco en el presente porque lo que te dio equilibrio antes, no es lo mismo que hoy te mantiene bien. 

Sé de colegas a los que la sola práctica de yoga traía equilibrio a sus vidas, sin embargo, en este tiempo cambiaron sus intereses y hoy lo que les da balance es pasar tiempo con su familia. Entonces sigo pensando que el punto importante es saber soltar la tendencia de la mente a estar yendo al pasado y al futuro para concentrarte en lo que está pasando ahora, para observar solamente lo que está sucediendo en este instante, igual que en una asana de equilibrio. 

En el momento en el que te haces poquito para adelante o para atrás sales del momento pierdes el balance, y hay que recuperarlo volviendo al centro. Así de frágil, así de fácil, en cuanto te concentras y disfrutas estando ahí surge la magia. 

Pero, como les digo a mis alumnos, nadie ha alcanzado la iluminación nomás de pararse de manos, sin embargo el proceso interno que vives en el camino hasta lograr el equilibrio de todo tu ser solo sobre tus manos, ese sí que te acerca a ser una nueva persona, a dejar muchos miedos y juicios en el camino, a abrirte a nuevas perspectivas, a trabajar en tu fuerza y en tu fuego interior, a aceptarte cada vez más, a aceptar el cambio como la única realidad constate, a estar presente, a volar, y en última instancia esto sí se parece en mucho a ese principio de iluminación: te da un atisbo de lo que es ser un mejor ser humano. El proceso de buscar el equilibrio está en tus manos y un día, por arte de magia, sucede.

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Fernando Bravo
En México, se ha colocado como uno de los principales exponentes de la práctica del Acroyoga, junto con Quetzal Ríos y Cathy Arce Urroz, quienes han impulsado esta tendencia desde hace alrededor de 10 años en Guadalajara. Fernando dejó su carrera de Arquitecto para saltar de volador a base y de ahí a cuidador, los roles que imparte junto con sus socias y hermanas de corazón Ana Sofía Vergara y Janet Rocío Núñez en su estudio Raksha Yoga.

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