¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Qué comemos?

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Por: Angélica Íñiguez 

Confieso que me he sentido confundida en mi búsqueda de una correcta alimentación. No estaba segura de qué comer y junto con Sal, mi pareja, ya he pasado por la dieta vegetariana sin lácteos pero con pescado y de allí otra vez a incluir carne, tratando de buscarla de libre pastoreo, porque la esclavitud animal es una locura. Ahora tratamos de excluir harinas blancas y azúcar…bueno, tratamos.

En discusiones sobre alimentación estábamos cuando Sal lanzó una reflexión que me parece fundamental: “¿Cómo es posible que los humanos hayamos llegado a la luna y estemos explorando el espacio y no sepamos qué comemos como especie? 

Investigué acerca de las dietas paleo, vegana, keto, método unani y otras y me encontré con el doctor Rafael García Chacón, médico investigador creador de la teoría de alimentación Bio-compatible y autor de una veintena de libros que todos deberíamos de leer.

Según sus investigaciones –científicas y no pseudocientíficas como tantas que leemos en internet– la humanidad se ha equivocado en su alimentación, lo que está causando que gran porcentaje de la población esté enferma de diabetes, cáncer, alzhaimer, males cardíacos y otras cosas horribles. Lo que se ha difundido como alimentación sana la mayoría de las veces no lo es. El científico explica que “desde el punto de vista de la biología, el error más grave que ha cometido el ser humano en su alimentación es el alto consumo de carbohidratos provenientes de los cereales. Es menos grave el consumo de carnes, pues los cereales inflaman y hacen que produzcamos mucha insulina, lo que trae daños enormes a la salud”. 

Preguntas al Doctor
¿Y entonces los veganos tienen razón? 
Lo que yo pienso es que no. Conozco veganos que comen muy mal. Porque el vegano promedio cree que la hizo con no consumir alimentos de origen animal. Y es mucho más profundo que eso. Seamos veganos o no, si la alimentación se basa principalmente en frutas, verduras, semillas oleaginosas, germinados y algunas raíces está comiendo bien. Si los veganos consumen una gran cantidad de harinas y cereales, no lo están haciendo bien. Aunque debo de decir que el vegano actual lo está haciendo un poco mejor que el vegetariano de los años 70.

¿Y los seguidores de la dieta Paleo? 
De todas las dietas, la paleolítica es la que más se acerca a una dieta sana y promotora de la salud, porque busca comer lo que el ser humano primitivo comía, es decir, la filosofía es correcta, nuestros ancestros primitivos tenían una dieta más acorde con su biología. 
Sin embargo, tiene un error fundamental. Los promotores de la dieta Paleo retroceden a la imagen de los hombres cazando un mamut en las cuevas rupestres y dicen que a partir de entonces cambió un gen en el ser humano y se volvió carnívoro, lo que muestra una gran ignorancia de cosas. El hecho de que una especie sea carnívora no se debe al cambio de un gen sino a un cambio de miles de genes en todo el genoma, y nosotros no hemos tenido cambios en el genoma en los últimos 170 mil años, excepto algunos cambios que tienen que ver con el color de la piel, pero seguimos siendo los mismos homo sapiens, los mismos recolectores-trotadores de las cavernas.  
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En otras palabras, y por más que esto suene tremendo para las culturas, la industria y la agricultura, los cereales no son aptos para consumo humano. Además, agrega que “éramos un grupo de primates, pero con armas y tecnología, recolectores, pescadores y cazadores de pequeños mamíferos. Allí había cierto equilibrio, hasta que vino el gran desajuste originado por el progreso humano: la agricultura. Empezamos a  a comer cereales. Y con la Revolución Industrial apareció algo que era inusual: la disponibilidad de alimentos todo el año, cosa que en la naturaleza no ocurre y que elevó nuestra carga calórica, y la aparición de  los alimentos procesados, que es una desviación aún mayor, son peligrosísimos para la salud. Estos alimentos no nos corresponden por genética. Por eso estamos más enfermos que nunca”. 

Sin embargo, García Chacón considera que ya iniciamos el camino de retorno a nuestra verdadera naturaleza, pero con nuevas experiencias y evidencia científica fuerte. Estudió al hombre y su alimentación desde el punto de vista genético, biológico, con lo que conformó  el modelo de alimentación Bio-compatible, que  busca desarrollar el potencial de salud de la gente, prevenir la mayor parte de las enfermedades y curarlas. 

En la ciencia, a veces hay descubrimientos paradigmáticos y el que ha hecho este médico de origen venezolano con posgrados en Cuba, España y México, es uno de ellos, ya que derrumba la creencia de casi dos siglos de que el ser humano es omnívoro. 

Dice que cada especie tiene un diseño biológico que le permite conseguir,  consumir, digerir, asimilar y eliminar ciertos alimentos y no otros. Pero entonces, ¿quiénes somos los humanos? ¿de dónde venimos y a dónde vamos? Y, sobre todo, ¿qué comemos? 

En este sentido argumenta que “la vaca está diseñada para comer pasto, no solo su sistema digestivo, toda su biología, lo mismo que el bisonte; los tigres, para comer carne. Nosotros no nos parecemos mucho biológicamente ni a la vaca ni al tigre pero sí nos parecemos a los grandes simios, somos, como ellos, frugívoros”. ¡Somos frugívoros! 

El investigador dice que los estudios actuales en Harvard ya están llegando a las mismas conclusiones “menos alzheimer: más fruta y verdura, menos cáncer: más fruta y verdura, menos diabetes: más fruta y verdura”.

Según el modelo Bio-compatible los humanos comemos frutas, verduras, semillas oleaginosas, germinados, algunas raíces y, por supuesto, agua. 

Si comemos sólo 20% pescados, leguminosas, pollo, huevos y cereales integrales, evitamos por completo embutidos, fritos, comida chatarra, lácteos y carnes rojas y cuidamos de nuestra psicología, tendremos una buena salud. 

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