Cómo tener el día perfecto

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Usar la pausa para la única prevención del Corona Virus: reforzar el sistema inmune
La salud es el estado completo de armonía en el cuerpo, la mente y el espíritu, B.K.S Iyengar

Por: Susanne Blumenstein

El Corona Virus cambió dramáticamente mi vida, pero para bien. Comienzo cada año con la misma intención de priorizar mi estado de bienestar y rápidamente lo voy olvidando conforme pasan las primeras semanas. Claro, era de ese tipo de persona que trabajaba horas extras pese a todo mi cansancio y como este, tenía una larga lista de hábitos poco saludables.
En realidad, pensaba que no importaba mucho, hasta que el virus apareció y me hizo darme cuenta de que una de las pocas cosas que puedo hacer para prevenirme de infecciones, además de las que se han vuelto indispensables como usar cubrebocas, lavarse las manos y tener distancia, es mantener mi sistema inmune lo más fuerte posible.
En teoría conocía lo que apoyaba a mi sistema inmunológico, como:
 Atender mi estrés
 Comer saludable, consumiendo muchas frutas, vegetales, poca azúcar, muchos productos de grano entero, todo esto combinado en un plato de buen tamaño que me hiciera sentir satisfecha, más no llena.
 Hacer ejercicio moderado, pero regularmente, por ejemplo, caminar 30 minutos
diariamente.
 Sueño reparador
Pero después de una semana de observar mis hábitos y los efectos que tenían en mí, puede detectar las enormes fuentes de sufrimiento que tenía y se reducían a: estrés. La tensión resultante del estrés se presenta por varias razones, en mi caso, principalmente de una visión muy crítica de mí misma, preocupaciones, falta de buen sueño y de recesos durante el día.

La clave del cambio: una meta, conciencia y nuevas rutinas
Las acciones marcan las prioridades, Mahatma Gandhi

Antes de emprender mi plan de acciones me tomé un momento para analizar mis infructuosos intentos hasta entender que lo que me había faltado era una visión clara. No podría explicar cómo sería un día en el que priorizara mi bienestar.
Así que me senté a construir una imagen mental de un día perfecto, lleno de lo que me haría bien, un día en el que al final pudiera sentirme satisfecha, relajada y en balance.
Lo que apareció primero fue la certeza de que quería que mi día iniciara con una meditación del corazón, continuaría con la escritura de mi libro, aprendiendo algo acerca de comunicación y marketing, un buen intermedio con deliciosos platillos vegetarianos cocinados en casa y al final el día terminaba ejercitándome quizás con algo de yoga.
Quería permitirme tener descansos suficientes y usarlos concienzudamente. Por la tarde dedicaría cerca de una hora para encontrar vacantes para un nuevo trabajo. En mi semana habría dos tardes dedicadas a mis amistades, una a mi esposo amado y una tarde para mí. Al menos invertiría 30 minutos para tomar aire fresco disfrutando de la naturaleza.
De manera sorprendente, esto comenzó a volverse realidad en el momento en el que lo imaginé y eso hace cerca de tres meses. Sintiendo el gusto por la sensación de calma proveniente de mi visión, la cual me motivaba a realizar cambios rápido y fácilmente.
Tres indicios para hacerlo fácil:
1. Recordar mi objetivo cada mañana después de meditar.
2. Construir una visión realista que incluya rutinas concretas.
3. Mantener la conciencia durante cada cosa que hago.
Lo último fue lo más complicado pues la mente ama el estado automático, así que me ayudaba tomar un pequeño momentito antes de comenzar algo para preguntarme cómo me haría sentir esa acción después de hacerla y si eso era lo que quería sentir. Así mis impulsos por comer helado se dieron por vencidos, je.
Ten por seguro que algunos días sentí dificultades, pero vi esas luchas internas de manera
amorosa porque me daban cuenta de que algo estaba cambiando.
De alguna manera estoy agradecida con la pausa que impuso el Coronavirus, porque resultó ser un llamado a la acción para tomar más en serio mi bienestar. Todo lo que necesitaba era claridad, una visión positiva de cómo sería un día perfecto con recordatorios concretos, con rutinas concretas y realizables, además de buenas estrategias para mantenerme conciente en cada momento de mi vida. Si lo pude hacer yo, tú también puedes. ¡Cree en ti!

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