LA CHISPA que nos hace evolucionar

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Por: Arllete Solano

Es fácil cobrar por servicios profesionales de aquello para lo que estudiamos en una universidad, pero es más difícil hacerlo por aquello relacionado con la espiritualidad. Me costó años poner precio a mis sesiones de yoga y aún sigo pidiendo aportación voluntaria a cambio de ThetaHealing. Con frecuencia, me doy cuenta que los que trabajamos por un bien más elevado vemos el ingreso económico como algo mundano.

Sin duda eso causa conflictos emocionales y financieros. Recientemente encontré respuestas que me ayudaron a entender la misión de vida como un trabajo de tiempo completo y su esquema de remuneraciones, que, por cierto, se cuentan en chispas de luz y en billetes, monedas y bienes materiales que permiten la autorrealización.

Fernando Freyría es un ingeniero químico que ha llevado por 45 años el negocio de farmacéutica consciente Medicina Integral, cuyo propósito comprendió con más facilidad que cualquiera de los que fuimos descubriendo el camino a tropezones.

Advierto que esta información puede ser conmovedora para quienes entienden que somos seres multidimensionales, con cinco cuerpos que integran la conciencia a través del conocimiento, la respiración, las emociones, la energía y el espíritu. Entenderán que en la existencia hay partículas causales, un proceso que consiste en tener un despertar, darse cuenta de algo, y tomar la labor que corresponde.

“Ese causa-efecto es una chispa de luz y necesitas llenar 7 trillones de chispas de luz para alcanzar el estado de conciencia y ese despertar te va a permitir convertirte en un ser al servicio en la siguiente vida evolutiva, lo que llamamos ángeles”. Acepto que me sorprendió esta afirmación del empresario mexicano a quien su mamá lo inició desde niño en la sabiduría que a ella le otorgaron un grupo de monjes, y con ello arrancó su negocio de bienestar que ha perdurado por tantos años.

Freyría asegura que cada vez que tenemos una chispa de luz se ejercita la memoria que reactiva facultades elevadas como canalizar, que significa escuchar o ver con claridad mensajes para conocer información, saber con certeza o entender el presente, el futuro, lo que debemos hacer y para qué hacerlo.

Antes, con intuiciones yo buscaba pistas o señales, hasta que Freyría me contó que estamos terminando el proceso del ser humano, una transformación que tomó de 1980 a 2020. “Después de muchas vidas, pasamos a la era del suprahumano, por eso en esta fase de cambio sentimos la crisis, ya que durante 40 años atravesamos una franja planetaria de activación (cinetismo) y freno del movimiento. Eso subió la frecuencia del planeta y abrió un estado acelerado, tanto de conciencia, como de conocimiento”, menciona el científico.

Esta información me ayudó a comprender que estamos para ayudarnos a despertar unos a otros y despertamos a través de vivir el amor, ese amor que sana, evoluciona y transporta. En medio de una crisis mundial que cuestiona ¿qué está pasando? ¿el planeta se va a destruir? ¿habrá guerra?, el camino es tener fe en el paso transitorio hacia una vida con más luz, afirma Freyría.

Primero me enteré de que el mayor grado de felicidad se alcanza con el deseo de compartir, pues no basta con tener la sensación de plenitud. Ahora sé, que, al dar, el sentimiento se magnifica y entonces comprendí que encender una luz en la mirada del otro, como dice el comercial, no tiene precio, y que todo lo demás es parte de nuestro equilibrio y el reflejo de lo material es proporcional a la conciencia que podemos desarrollar, confiando en obtener lo que necesitamos para evolucionar juntos.

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