En tiempos de contagio

Fecha

A unos pasos del balance interior

“Nada es permanente, excepto el cambio”, Heráclito

Por: Susanne Blumenstain

Soy de Alemania, uno de los países que ha sido más afectado por el Corona Virus. Hace dos semanas estaba burlándome del virus con mis amigos en una cafetería llena de gente conviviendo porque realmente nada podía pasar. El día cambió hace una semana cuando a mi esposo perdió su trabajo repentinamente, al igual que muchos otros empleados, debido a la cancelación de órdenes y contractos inmediatos en la compañía.

Irónicamente acababa de finiquitar el contrato de mi mini departamento justo una hora antes de que mi esposo llegara a casa devastado. Teníamos el plan de mudarnos a un lugar más amplio y caro. Yo me había dado de baja en mi trabajo por enfermedad, debido a que me faltaba la fuerza interna para lidiar con los problemas de mis pacientes.

Unos días antes restaurantes y tiendas cerraron, las escuelas y eventos públicos quedaron cancelados. Mi mundo tembló y yo sentí que iba cayendo sin posibilidad de encontrar un suelo estable pronto. El trabajo de mi esposo desapareció, estábamos sin contrato de apartamento y sin firmar por uno nuevo, aunque para ser honesta, no sabíamos cómo íbamos a pagar si nos ponían en cuarenta.

A pesar de que toqué fondo en menos de una semana, de alguna manera no solo pude quedarme en pie, sino que comencé a transformar el pánico en una fuerza brillante en mi interior e incluso en momentos de estrés y ansiedad volvía rápidamente a mi espacio seguro. Me tomó más de una semana en construir ese balance que hoy comparto contigo porque estoy segura que te hará sentir mejor.

Todo empieza con…

  1. Profunda aceptación de la pandemia de este corona – Qué puedes y qué no puedes hacer

Al inicio medio enloquecí viendo las noticias cada rato, tratando de predecir lo que estaba por pasar. Me forzaba a sentirme mejor para irme a trabajar. Sabía que no había ni tiempo ni dinero para conflictos con mi mente. Después de varios días de estrés masivo todo se ponía peor hasta que me di cuenta que debía aceptar la situación como estaba. Me tomaría el tiempo necesario para recuperarme, la pandemia no podía cambiarlo. Como pareja también nos correspondía hacer cierto trabajo. Entendí que por mucho que me esforzara era imposible predecir el futuro, solo podía adaptarme a lo que estaba sucediendo en el momento presente lo mejor posible.

  • Abrazar y entender el pánico – ¿Para qué está ahí?

Lo que acabó por mandar un rayo de luz sobre el pánico que vivía en mí fue ver la calma de mi esposo en medio de tal desastre. Me compartió que al ser mexicano está más acostumbrado a valerse por sí mismo. En México el gobierno no te da apoyos financieros si te quedas sin trabajo, depende de ti hallar la manera. Fue ahí que pude ver todo con claridad: la situación cómoda de Alemania donde la estabilidad, la economía fuerte y la ayuda financiera no eran cuestiones que me pusieran a temblar ahora mi estabilidad dependía de aspectos externos. Al derrumbarse esa seguridad, mi balance personal también. Me dolió darme cuenta de eso, pero al mismo tiempo fue hermoso madurar y recordé que un amigo un día me dijo:

  • Nunca lo olvides: tienes el control

Te puedes estar preguntando si eso contradice totalmente lo que acababa de decir sobre las situaciones innegables e incambiables. Déjame mostrarte cómo es que estos dos pensamientos encajan perfectos juntos. Es verdad que está fuera de mis manos la evolución global de la corona crisis, pero puedo influir en mi manera de procesarlo. Puedo verlo como una crisis que destruye nuestras vidas y nuestra economía por completo, o puedo encontrar un cambio que reorganiza los valores de nuestra sociedad y también podría usarlo para disfrutar más de cosas simples y sencillas como una caminata en la naturaleza o elaborando manualmente un delicioso platillo de comida nutritiva.

Y hay muchísimas cosas más en la que tengo injerencia como lavar mis manos a conciencia, respetar la sana distancia, dormir bien, comer saludable y nutrir mi mente con sesiones de yoga y meditación con las que prevengo ser uno de los casos de infección. Con algo sencillo como una llamada o una caminata puedo mostrarles a mis amigos y vecinos que viven sin una pareja, que no están solos.

Está bajo control, y si todo se desbalancea, mi reacción sigue estando bajo mi control. Ahora, la gran pregunta que me hago es:

  • ¿Cómo puedo seguir disfrutando mi día y vivir con las limitaciones actuales?

Par mí esto se resuelve con tres cosas: tener objetivos positivos, planear cada día y tener alternativas de mi rutina cotidiana.

Al fijar objetivos, me aseguro de que sea algo que disfruto y que haría sin la pandemia. Divido los objetivos en cinco áreas: salud, trabajo, relaciones, familia y amigos, cuidado personal y desarrollo. Decido dedicarle por lo menos una hora cada día a la escritura para abonar artículos a mi libro. Quiero llegar a una gran apertura y para lograrlo me comprometí a hacer una hora de yoga diaria por un año. La lista de actividades que disfruto continúa con pasar tiempo con mi esposo, con amigos y de cuidado personal; estructuro cada día hora por hora una noche antes considerando un rato para caminar temprano en la semana y dormir el fin de semana. Así creo la estabilidad en mi interior que antes me faltaba, solo puedo decir que se siente INCREÍBLE.

La parte más bonita de todo fue encontrar alternativas para todo aquello que hacía antes, eso explotó mi creatividad, al igual que la de mi esposo y mis amigos. Tenemos una reunión semanal de amistades que seguimos haciendo por Skype y organizamos juegos con lo que nos divertimos muchísimo. MI esposo comenzó a ver de distinta manera los objetos en el hogar cuando se dio cuenta que cualquier botella o silla era un aditamento potencial para su programa de ejercicio, incluso yo misma puedo terminar siendo ser de bastante utilidad jee. En lugar de salir a comer convertimos la cocina en un comedor romántico sin gastar nada en restaurantes.

Y lo último, pero no lo único:

  • Practicar la gratitud

En estos tiempos pienso mucho en mi abuela que falleció de cáncer de hueso. Ella es una de las personas más sorprendentes que he tenido en mi vida porque me enseñó que puedo valorar lo suficiente hoy. Llegó un punto en el que no podía moverse de la cama, y aun así, cuando la visitaba no desperdiciaba ni un segundo en quejarse de los horrible dolores que seguramente sufría. En lugar de eso, me contaba con du cálida voz lo agradecida que estaba de que pasáramos tiempo con ella y el rostro se le iluminaba. Decía “mira las flores a través de la ventana, ¿no son hermosas?”. Incluso en la situación más aterradora, mi abuela tenía el regalo maravilloso de encontrar gozo y belleza.

Estoy viva y sana. Tengo suficiente dinero para el mandado y para pagar la renta. Estoy rodeada de amigos que me aman y de mi amado esposo. Encuentro felicidad en un mensaje de mis amistades, lo mismo que en de una caminata en la naturaleza, con las flores abriéndose en multicolores.

Cada noche, antes de dormir, mi esposo y yo compartimos los momentos personales de agradecimiento que nos pasaron durante el día. Nos sorprendemos porque cuando decidimos destapar la botella de la gratitud espontáneamente nos damos cuenta del montón de momentos especiales que tenemos en el día.

Estoy agradecida por el tiempo de reflexión que la pandemia me trajo y por la oportunidad de descubrir lo que realmente nos mantiene unidos. El amor, amistad, pasión, naturaleza y meditación.

Estos tiempos nos retan a cada uno, pero al abrazar y aceptar la situación, tomamos el control practicando el agradecimiento, encontramos nuevas formas de disfrutar el instante y convertir la corona crisis en una oportunidad para crecer. Toca regresar a nuestros valores centrales para conectarnos a través de lo que nos hace humanos.

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