Por: Alejandro Juárez
La diversidad de los lagos de esta región del planeta es impresionante: hay algunos ubicados en las montañas mientras otros están casi al nivel del mar, los hay profundos y someros; pequeños al grado de poder cruzarlos a nado con poco esfuerzo y otros tan enormes que parecen mares. Todos comparten una riqueza natural impresionante, compuesta por peces, reptiles, aves y mamíferos diversos, que dependen de estos ecosistemas para alimentarse, procrear y protegerse.
Los lagos acumulan el 90% del agua dulce de la región, de la que dependen 642 millones de personas. A pesar de esto y de la amplitud de servicios ambientales que prestan (regulación del clima, agua para multitud de usos, protección contra sequías e inundaciones, captura de carbono y depuración de contaminantes, por mencionar algunos), estos valiosos ecosistemas son en general mal manejados, recibiendo un conjunto de impactos que los afectan y ponen en riesgo su capacidad para seguir prodigando sus bienes a las personas y al ambiente.
Los lagos latinoamericanos incluyen algunos de los cuerpos lacustres más antiguos del planeta, con más de un millón de años de existencia y que reciben la denominación de “lagos antiguos”, verdaderas maravillas de la evolución, en las que se han gestado complejos ciclos entre plantas y animales, lo que ha generado una riqueza importante de endemismos, esto es, especies que sólo pueden encontrarse en ciertas regiones del planeta. Acá las hay y en abundancia, aunque bajo creciente riesgo por la introducción de especies invasoras (tanto plantas como animales).
Por desgracia las amenazas que presionan a los cuerpos lacustres son abundantes e importantes: desde las más conocidas (vertidos de aguas negras, descargas industriales, exceso de extracción) hasta otras más sutiles y con frecuencia más peligrosas, justo porque no se les percibe (contaminación por arrastre de fertilizantes, explosiones de algas, exceso de sedimentación). Este último grupo ha llevado a verdaderas catástrofes en diferentes partes del planeta.
¿Y qué se hace y qué debe hacerse para mejorar el manejo de nuestros lagos y sus cuencas? Las líneas de acción son claras y se basan en la reducción de las causas de presión pero también en el involucramiento de la población en los procesos de manejo del territorio, aterrizado en pequeñas y grandes acciones, dirigidos a asegurar la recarga de agua en la cuenca (conservando los bosques, principalmente) y cuidando la calidad de la misma (controlando o evitando la entrada de contaminantes de todo tipo).
Te invito a conocer más de este fascinante tema viendo el video haz click en el enlace en el cual doy a conocer todos los detalles del Lago Cocibolca (Nicaragua), Atitlán (Guatemala), Fúquene (Colombia), Titicaca (Bolivia-Perú), Pantanal (Brasil), de Montebello, Bacalar y Chapala (México). Los lagos son ECOSISTEMAS VIVOS, no tanques de agua. Conocerlos y entenderlos es parte importante del proceso para protegerlos y manejarlos de forma sustentable.
Alejandro Juárez Aguilar
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Alejandro es un apasionado investigador y gestor de lagos y sus cuencas desde 1998. Es director del Instituto Corazón de la Tierra y miembro del Comité Científico del International Lake Environment Committee Foundation.
