Convertir: Pandemia en catarsis de crecimiento personal

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Por: Susanne Blumenstein

Hace dos meses la pandemia del Corona puso de cabeza mi vida. Enfrenté cambios que no había pedido: mi esposo perdió su trabajo, yo en casa con depresión y los dos socialmente aislados en nuestro pequeño departamento de 29 metros cuadrados. La situación completa era una pesada carga con la que simplemente no podía.

Mirando hacia atrás puedo decir ahora GRACIAS, era lo que necesitaba cuando se volvió una de los grandes catalizadores de mi crecimiento personal.

Primero toqué fondo

Día con día me preocupaba de todo, cómo pagaríamos las cuentas, me preguntaba si en algún momento me sentiría mejor, que si mi sistema inmune sería tan fuerte para lograrlo. A esas alturas me convertí en una experta en dejarme vencer por mis angustias.

Y uno de esos días me topé con un símbolo que había visto infinidad de veces, el círculo del Yin Yang que de pronto logré entender. Me di cuenta que el Yin y el Yang conforman un círculo de dos complementos, de dos fuerzas igual de importantes que son al mismo tiempo una parte de la otra –el punto negro en la mitad blanca y el punto blanco en la mitad negra-. Ejemplos de esas fuerzas pueden ser lo bueno y lo malo, lo negro y lo blanco, lo masculino y lo femenino.

Fue el pequeño punto blanco en la mitad negra del símbolo del Yin Yang lo que le devolvió lo bueno a mi vida porque me enseñó la pieza que había perdido de vista todo el tiempo:

¿Cuál es lado positivo de todo lo que percibo como negativo?

Me detuve un buen tiempo para apalearme con preocupaciones, miedos e imperfecciones, en lugar de comenzar a escuchar. Sí, me preocupa mucho la situación financiera, pero ¿sabes? ¡estoy agradecida porque puedo preocuparme por eso! Lo cual quiere decir que tengo la oportunidad de planear el futuro sin problemas de salud severos que me agobien si voy a amanecer viva mañana.

Sí, fue más que estremecedor darme cuenta de que somos seres humanos vulnerables y podemos acabarnos bastante rápido. La pandemia de Corona me forzó a cuestionar más seriamente lo que verdaderamente me mueve en esta vida limitada y corta. Comencé a actuar más en lugar de esperar, le dije a mi esposo más veces cuanto lo amaba. Renuncié a mi trabajo y pensé en ideas para emprender mi propio negocio.

Por temor a los riesgos estaba siendo evasiva al momento en el que mi vida tomó una dirección nueva y la pandemia reveló lo que realmente importa qué es aquello que puede afectar mi salud o la de mis seres amados.  Fuera de eso no hay nada de qué preocuparse.

Sí, soy perfeccionista y, aunque he tratado de deshacerme de eso toda mi vida, ahora también parece que creo más en mí, de otra manera ¿cómo podría ser tan perfeccionista si no pensara que puedo hacerlo mejor?

Sí, me asustan muchas cosas, incluido el riesgo de enfermarme. Cambiar de perspectiva me ayudó a mirar los miedos como parte de mí, pues que buscan protegerme y cuidarme. Mis miedos me recuerdan mantener un estilo de vida sano y conciente.

Bueno, pero ¿qué quiero decirte con todo esto? Que tal vez la solución no se encuentra en tratar de ser distinto, sino en abrirse a amar lo que realmente eres, especialmente abrirse a los aspectos negativos o imperfectos de ti. Mirar de cerca puede mostrar una cara igual de valiosa que merece tanta atención como amor que los aspectos positivos.

Cuando dejé de luchar empecé a ver todos mis pensamientos, comportamientos y emociones con amor y comencé a ser yo misma, a pesar o a causa de la pandemia.

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  • Buscar el signo del amor en todas partes es compasión radical.

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